18 de enero de 2010

ESCENAS DE SILLMAREM (Entrada Submarina. Parte II)








ENTRADA SUBMARINA II





-Eso. Pensad deprisa porque los exoguerreros no tardarán en venir -interrumpió Han. 

-Eso, pensemos rápido o, mejor aún, corramos rápido -dijo Zore.

-¿Cuántos son sus efectivos? –preguntó Valdyn a Troya. 

-Cálculo que unos treinta. Sí, son treinta -aseguró Troya-. Tenemos que tomar una decisión, se acercan. 

-Capitán, Retiraos con vuestros hombres a la cápsula submarina. Sacad a Löthar Lakota del planeta, quiero prioridad absoluta. Thoth ¿podrías dar movilidad a tus esferas de luz en un ángulo tan cerrado, sin mantener el contacto visual? -preguntó Valdyn. 

-Creo que sí. Veré qué puedo hacer. Poneos a cubierto -dijo Thoth alzando ambas manos. 

-Bien, crea una potente para despejar el pasillo. 

Era curioso cómo los Delphinasills nunca dejaban de asombrarse del uso y nuevas aplicaciones que podían surgir de los talentos-capacidades de sus amigos. Cada mirada chispeaba con asombro y curiosidad, centrada en la inclinada figura de Thoth. Sus manos, finas y delicadas, refulgieron para formar los redondos contornos de una potente esfera de luz. 

El calor que irradiaba obligó al resto de Delphinasills a retirarse y protegerse. La esfera, de un amarillo intenso, levitó en el aire con fluidez. Thoth alzó con suavidad sus dedos dirigiéndola con sumo cuidado, giró la esquina del pasillo, y desapareció. Con un brusco gesto, Thoth la hizo acelerar precipitándose sobre la masa de exoguerreros que avanzaban, con pesados pasos, al final del corredor. 

Una tremenda deflagración arrastró rodando, frente a ellos, trozos de metal y carne chamuscada. 

-¿Cuántos quedan, Troya? -susurró Valdyn aún encogido sobre sí mismo. 

-Siete más. 

-¿Operativos? 

-Operativos -confirmó Troya. 

-Thoth, crea otra -ordenó Valdyn. 

Thoth repitió la operación; gotas de sudor bañaban su frente. Un nuevo estallido, más violento que su predecesor, arrancó gritos y llamaradas al fondo del pasillo; pesados sonidos metálicos y de servomecanismos atascados arañaban el suelo. 

-En marcha, zona despejada. 

Cuando sortearon aquel informe amasijo de carne y metal humeante, Troya susurró: 

-Recuérdame que nunca me pelee contigo, Thoth. Bendita Diosa, que olor -dijo con amargura pensando que no había olor más nauseabundo que el de la carne quemada. 

Una dura sonrisa aleteó fugazmente por los secos labios de Thoth. Uno de los inconvenientes de usar su poder era la necesidad de hidratarse con asiduidad. Ahí había gastado mucho poder, lo cual le provocaba una dolorosa sed. 

-Troya, haz un sondeo de las pautas cerebrales de Rebecca y el Príncipe Umasis -pidió Valdyn. 

-¿Los reconoces? -preguntó Novak, angustiado. 

-Sí, creo que ya los detecto. 

-Daos prisa, este lugar me provoca escalofríos -dijo Zore. 

-No me gustó la primera vez que vine, y no me gusta ahora -dijo Han. 

-Esto es cosa del Conde, tengo un mal presentimiento -dijo Ethne. 

-Puede que no sobrevivamos -dijo Novak a Valdyn-. Jamás pensamos en enfrentarnos a guerreros con un poder como el nuestro. 

-Siempre hay una primera vez para todo -ironizó Valdyn. 

-Sea lo que sea, tenemos que tomar una decisión. Miles de los nuestros están muriendo en las playas de Ravalione. Rescatar a Rebecca y al Príncipe significa recuperar la llave para evitar la guerra dentro y fuera del Imperio -explicó Novak.

-Si en verdad ha usado una fórmula con estos guerreros, puede hacerlo con más -dijo Ethne. 

-Puede ser, pero nunca se atreverá a pasar ciertos límites -razonó Valdyn. 

-¿Por qué estás tan seguro? -interrogó Ethne. 

-Explícate -pidió Novak. 

-¿Es que no lo veis? Porque podría volverse contra él. No se expondría a tanto. El Conde es un soberbio estratega, usará cualquier medio para conseguir el elixir y eliminará cualquier amenaza potencial para su persona. Para él, son sólo herramientas. Los eliminará cuando no le sean útiles. 

-Cuando él haya ingerido el elixir -dijo Troya. 

-En efecto. 

-Él lo creó, lo recuperará, lo tomará, y lo destruirá para no tener ningún rival en el futuro… -dijo Ethne. 

-Es una posibilidad -dijo Valdyn. 

-Eso son elucubraciones y lo sabéis -interrumpió Troya-. Hipótesis basadas en la escasa información de que disponemos.

-Incluso si pudiera encontrar una forma de aumentar sus poderes después de ingerir el elixir, lo haría -prosiguió Ethne.

-Eso no lo dudes. Es un hombre tenebroso -dijo Novak. 

-Las posibilidades son tan ilimitadas como caminos te puede ofrecer el Universo -dijo Ethne. 

-Y tan estremecedoras -dijo Troya. 

-Eso también. 

-Aunque nosotros también podemos hacerlo -sugirió Troya. 

-Se iniciaría un círculo vicioso de creaciones y destrucciones de poder, interminable. Debemos evitar ese sendero -dijo Valdyn con frialdad. 

-¿Y si usáramos el elixir con el resto de nuestro pueblo? -preguntó Han. 

-¿Condenándoles a perder su humanidad como nosotros? -dijo Thoth. 

-¿Te has vuelto loco? -dijo Zore a su hermano. 

-Las cosas no son tan sencillas, Han -dijo Ethne.

-Nunca lo son -corroboró Troya. 

-Al menos poseerían una defensa contra el Conde en caso de que nosotros fallásemos -concluyó Han. 

-Nosotros somos su defensa y la del resto de civilizaciones libres -dijo Valdyn-. Por eso ingerimos el elixir de Vitava, para salvar a la humanidad de ser exterminada por el Imperio. 

-Pero ¿por cuánto tiempo? -preguntó Ethne. 

-Nadie ha comprobado nunca las repercusiones que puede tener en una psique humana el vivir prolongadamente, ni sus límites de dolor soportables. Podemos perder nuestra cordura como cualquier humano normal -dijo Troya. 

-Con la diferencia de que nuestros poderes pueden ser una amenaza para los nuestros 
-dijo Valdyn-. No conocemos sus efectos a largo plazo.

-De ser así, nuestros poderes y adiestramiento, en teoría, deberían bastar para neutralizar a los guerreros del Conde -dijo Thoth. 

-Si actuamos en equipo, sí. Debemos dividirlos y evitar que nos ataquen en grupo. 

-¿Por qué? 

-Al superarnos en número, si nos separan, aunque nuestros poderes sean mayores, amortiguarán sus resultados. Tenemos que dividirlos en grupos de tres, así será más fácil neutralizarlos.

-Es sólo teoría, por supuesto -dijo Troya. 

-Aunque sus poderes sean menores, no sabemos en qué consisten ni cómo los usarán. Deberíamos solicitar ayuda, ellos ya conocerán los nuestros -dijo Ethne. 

-¿Cuántos son? -preguntó Valdyn a Troya. 

-Veinte, hay dos grupos de diez -dijo Troya tragando saliva. 

-¡Nos triplican en número! 

-Son demasiados, Val. 

-No hay tiempo para solicitar refuerzos -respondió Valdyn. 

-Diez custodian al Príncipe Umasis y a Rebecca y otros diez están quietos. Creo que nos esperan. 

-¿Estás seguro de que tus capacidades telepáticas no te engañan? -interrogó Novak. 

-Tan seguro como tú de respirar. 

-Tenemos que pensar algo, rápido. 

-Que Elektra los bloquee con sus Amazonas en la distancia, y nosotros nos ocuparemos de los otros diez -ordenó Valdyn a Troya. 

-Val, tengo miedo, no sabemos a qué nos enfrentamos. 

-Transmite mi orden por tu intercom, Thoth. 

-Como quieras, Val. 

-Es demasiado arriesgado, tenemos que cortar el problema de raíz, aquí y ahora. Ese hombre nos ha engañado y bien. Usó al Imperator para crear la fórmula, y si la consigue estaremos acabados. Debemos evitar que caiga en sus manos como sea -dijo Novak. 

-Es sólo un hombre. No os preocupéis, el elixir está bien protegido en Sillmarem -dijo Valdyn, convencido. 

-Debemos actuar deprisa, no hay alternativa -añadió Troya. 

-Pero esto es hipotético… luego cazaremos al Conde. 

-Primero rescatemos a Rebecca y al príncipe. 

-La única certeza de acabar con la amenaza, sería destruir el elixir y la fórmula -dijo Ethne. 

-¿Y nosotros qué? La fórmula vive en nosotros, en nuestras células… Alguien podría crearla de nuevo, copiarla, hacer una parecida, incluso nosotros mismos, nuestro patrimonio genético puede ser una amenaza para el futuro de los seres humanos. Son muchas incógnitas -dijo Thoth. 

-Haremos lo que hasta ahora -cortó Valdyn. 

-¿El qué? -preguntaron los Delphinasills al unísono. 

-Lo que podamos. Y ahora Troya, en marcha. Quiero sus posiciones lo más exactas posible. Conectad vuestros escudos de brazo -ordenó Valdyn preparándose para enfrentarse a los guerreros del Conde. 
































































































































































































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